Capítulo LIV
Un Avión para Braulin.
Heriberto llegó a Tóbiga demacrado. Parecía una sombra. La misma moto fantástica sonaba a grillada cuando se paró junto al arrecife, donde Timi seguía construyendo el muellito.
– Hemos perdido, Timi.
– ¿Qué ha ocurrido?
– Ha sido una catástrofe. Los wincklynianos tomaron el lugar de Cotomón, en el Reino Hok, desde el que se domina toda la Isla. Les atacamos para echarlos de ahí, pero los subestimamos. Resultó que se habían preparado muy bien. Han hecho 80 prisioneros, entre ellos Pómulo Violeta y Alfonso, y ahora pueden atacar hacia el País de los Aás, el Reino Hok o el Puerto Borikaia cuando quieran.
Timi escuchó el informe como alelado, intentando interiorizar el alcance del suceso y sus consecuencias.
– No puede ser. – Balbuceó.
Ambos quedaron en silencio, desolados durante varios minutos, hasta que Timi estalló enérgico:
– ¡Tengo una idea! Volveremos a hacer una avioneta como la otra vez y les atacaremos de noche para liberar a nuestros amigos.
Heriberto no se entusiasmó como la otra vez, pero aceptó la idea.
Así, una vez asumido el propósito, estuvieron varios días trabajando en la transformación de la moto fantástica en avioneta, aprovechando los materiales de las casonas, y cuando terminaron decidieron hacer una prueba.
– Necesitamos algo de peso… – Justo en ese momento pasaba Braulin por ahí persiguiendo una mariposa.
– Braulin, Braulin, guapo, ven un momentito.
Braulin acudió solicito gratamente sorprendido por el interés mostrado hacia él, que demostraba que era un burrito útil y querido.
Heriberto y Timi lo acomodaron en la moto fantástica sin que le diera tiempo a pensárselo mejor aunque si a darse cuenta de lo que estaba a punto de suceder.
Embocaron la moto fantástica hacia la parte más recta de la playa, pusieron a funcionar el motor y entonces Braulin comenzó a rebuznar con un tono de evidente descontento. Ya era tarde para salir de la avioneta. Heriberto y Timi saltaron dentro y aceleraron. Braulin rebuznaba cada vez más enfadado y asustado, hasta que explotó en quejosos rebuznos decididamente furiosos contra Heriberto y Timi, pero que eran impotentes porque la avioneta ya había cogido vuelo y hacia rizos sobre Tóbiga.
Abajo Pitu y Peter discutían sobre la veracidad de Peter y la existencia o no de Samuel, y cuando los potentes rebuznos y el potente motor de la moto fantástica reconvertida en avioneta sonaron allí arriba, soltaron:
– ¡Ay va! ¡Un burro volando!
Ya en la playa, allá abajo, también la mariposa voló sobre el carramarro.
<<<La Gran Nube Rosácea.El Rescate.>>>
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