Capítulo LIV

Un Avión para Braulin.

Heriberto llegó a Tóbiga demacrado. Parecía una sombra. La misma moto fantástica sonaba a grillada cuando se paró junto al arrecife, donde Timi seguía construyendo el muellito.

Timi escuchó el informe como alelado, intentando interiorizar el alcance del suceso y sus consecuencias.

Ambos quedaron en silencio, desolados durante varios minutos, hasta que Timi estalló enérgico:

Heriberto no se entusiasmó como la otra vez, pero aceptó la idea.

Así, una vez asumido el propósito, estuvieron varios días trabajando en la transformación de la moto fantástica en avioneta, aprovechando los materiales de las casonas, y cuando terminaron decidieron hacer una prueba.

Braulin acudió solicito gratamente sorprendido por el interés mostrado hacia él, que demostraba que era un burrito útil y querido.

Heriberto y Timi lo acomodaron en la moto fantástica sin que le diera tiempo a pensárselo mejor aunque si a darse cuenta de lo que estaba a punto de suceder.

Embocaron la moto fantástica hacia la parte más recta de la playa, pusieron a funcionar el motor y entonces Braulin comenzó a rebuznar con un tono de evidente descontento. Ya era tarde para salir de la avioneta. Heriberto y Timi saltaron dentro y aceleraron. Braulin rebuznaba cada vez más enfadado y asustado, hasta que explotó en quejosos rebuznos decididamente furiosos contra Heriberto y Timi, pero que eran impotentes porque la avioneta ya había cogido vuelo y hacia rizos sobre Tóbiga.

Abajo Pitu y Peter discutían sobre la veracidad de Peter y la existencia o no de Samuel, y cuando los potentes rebuznos y el potente motor de la moto fantástica reconvertida en avioneta sonaron allí arriba, soltaron:

Ya en la playa, allá abajo, también la mariposa voló sobre el carramarro.

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