Capítulo XVII
Junta en Puerto Borikaia.
Peter el Peregrino quedó atendiendo a su padre. En el rellano de la casa estaban Timi, Pitu Kangrejo y Braulin, que ya se habían reunido con Paladia y Alfonso, el presidente de la Cofradía del Puerto, para deliberar sobre la situación.
– El problema es que todos los meses vamos a tener que hacer la misma expedición, pues solo disponemos de dinero para comprar una caja de medicinas al mes para Armand – Dijo Timi, que acababa de hablar con el enfermo Armand, padre de Peter el Peregrino.
El Sol de la mañana les iluminaba a todos y se mezclaba con olas de frescor y aún de frió acogiéndolos en una atmósfera entrañable que ellos, con su rotundidad humana, aseguraban y completaban.
– Cada mes sale un barco hacia la Capital, la Cofradía podría subvencionar la compra de la medicina y asegurar el encargo – Repuso el presidente Alfonso, con sus largos bigotes de gato.
-Está muy bien, – Aceptó Timi. – lo que pasa es que aquí también hay un tirano que nos impide comunicarnos y viajar libremente a la Capital Libre por el camino del Centro de la Isla. ¿Qué vamos a hacer al respecto?
Paladia sacó una moneda de un talento y se la entregó a Alfonso, diciendo:
– Esta es una aportación especial que va a hacer todos los meses a la causa de la curación de Armand un caballero que prefiere permanecer en el anonimato.
– No habiendo problema no deberíamos complicarnos… – aprovechó Alfonso para intentar cerrar la cuestión.
– Sí hay problema. – Negó rápidamente Timi.
– Sobre el libre tránsito por el camino del Reino Hok la Cofradia no puede hacer nada. – Informó Alfonso.
– Pero yo si. – Dijo Timi.- Iremos allí un grupo de voluntarios y ajustaremos las cuentas a ese monstruo.
– Es muy fuerte y conoce las artes guerreras…
– Entonces, si no podemos nosotros, iremos con el Guardián de la Capital, que a buen seguro nos ayudará.
Paladia no sabía que hacer. Si contaba quien era el caballero anónimo faltaba a su palabra, si callaba podía estar evitando solucionar un conflicto. Decidió esperar. Entretanto, Peter el Peregrino salió de la casa y se unió al grupo.
Timi entonces concluyó:
– Iremos este mismo fin de semana a pedirle ayuda de nuevo al Guardián de la Capital. Compondré mi velero hoy y mañana y podremos estar en marcha el mismo domingo a la mañana.
– Hay que tener en cuenta que el Señor Hok tiene razones para estar irritado con los de la Capital Libre después de todo lo que pasó. – Señaló Alfonso.
– Iremos este mismo fin de semana- Le contestó Timi.
Todo se había solucionado pero nada se había se había solucionado. Conscientes todos de ello, alegres por haber conseguido asegurar el suministro de su medicina al enfermo, pero inquietos por el problema que se avecinaba, se miraban preocupados mientras se despedían. Entonces un grupo de gaviotas les sobrevoló, se graznaban entre ellas como en pelea, acercándose mucho y peligrosamente al grupo. Después de un choque, a un metro de los pies de Timi, entre las tres gaviotas principales, una de ellas quitó un pez a las otras y salió triunfante volando hacia el mar, siguiéndole el resto de la bandada con el gran chillerio de sus graznidos. Esta aparición de la bandada de las aves marinas se mezcló con la preocupación del grupo de Timi, Alfonso, Pitu, Peter y Paladia, dejándoles un gusto a fatalidad que les sembraba impotencia.
– Iremos- Comentó el momento Timi con el acero de su voluntad.
– Sí – Rubricó Peter el Peregrino -.
Y mientras miraba el acelerado vuelo de las gaviotas hacia la Mar…
– ¡SI! – Gritó Pitu Kangrejo.
<<<El Pájaro Logoró..Abordaje nocturno del velero>>>
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