Capítulo XL
El Humo.
Muy de madrugada el velero chocó con unos escollos, volcó convirtiéndose todo él en una vía de agua entre las hirientes rocas, y Timi y Paladia cayeron al agua. Se soltaron y cada uno salió zambulléndose en una dirección distinta. Timi, como avanzando en un material onírico tentó lanzando los brazos hacia ella pero lo que cogió no fue a Paladia sino un objeto que parecía una caja. La agarró con fuerza y salió a flote. Estaba ante los arrecifes, su velero se estaba hundiendo y, ¡oh no!, no había rastro de Paladia.
– ¡Paladia!¡Paladia! – Gritó, tragando agua, con la mayor angustia.
No era una caja lo que que tenía entre los brazos, era la escotilla del camarote. Había una playa a unos cientos de metros; nadó hacia allí pero estaba exhausto. Su debilidad era inmensa. Se mareó y terminó perdiendo la consciencia.
* * * * * * *
Algo le pinchó la oreja.
– ¡Ay!
…indagó con la mirada el lugar en que se hallaba: Era la Isla Brou…
Había sido un pequeño cangrejo, Timi estaba tumbado sobre la arena boca abajo, con la boca abierta. No se acordó de Paladia. Intentó y logró darse la vuelta y luego procedió a evaluar la situación. Indagó con la mirada el lugar en que se hallaba: Era la Isla Brouk. ¡Qué alegría! Pero al intentar levantarse comprobó el verdadero alcance de su debilidad, pues apenas pudo ponerse de rodillas y sostenerse.
Así, acosado por los vértigos del mareo, atisbando semidelirando con el rostro quemado hacia el difícil horizonte de la isla, lleno de magulladuras, como con insectos corriendo por dentro de sus ojos, logró ubicar donde se hallaba: uno de los tramos de playa de la Costa Este de la isla, no lejos de las viejas casonas donde habitaba Catalin. Pero enfrente de él se elevaba una columna de humo que serpenteaba hacia el cielo, hasta difuminarse. Se hizo un remolino y luego tomó forma de bola girando enloquecido y amenazante hasta que resultó ser un lobo, ¡qué desgracia, un lobo!, se lamentó Timi completamente temeroso y angustiado ante el temible animal. El lobo olió el miedo de Timi y se abalanzó contra él con sus ojos furiosos y sus horrendas garras.
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