
Capítulo XXX
Decisión (casi) Unánime.
La Asamblea había quedado patas arriba. Rodas parecía muerto. El gordo Spellding tiraba sangre por la boca y Winckly estaba blanco y rígido como una estatua, bajo estado de shock. El Guardián aunque lentamente se movía y los chicos también daban signos de vida, pero el fantástico artilugio había quedado completamente despedazado. La muchedumbre poco a poco superaba la descohesión y el desconcierto que, como a un grupo de bolos causa la bola lanzada con certera fuerza, la irrupción de la moto fantástica había dispersado a la Asamblea.
– ¡Rodas no está muerto!
– No he sido yo. No he sido yo. No, no, de verdad, no he sido yo. – Deliraba el joven Rodas pareciendo haber perdido la sesera, y rezando esta frase incoherente como un loco o un marciano, con los ojos en blanco, una y otra vez.
Unos camioneros abanicaron el rostro del gordo Spellding. Este también tenía los ojos en blanco y serias dificultades para respirar, de manera que le echaron un vaso de agua al rostro que le hizo reaccionar:
– ¡Los mataré!¡Soltadme que los mataré! ¡Eh?¡Qué está pasando?¿Dónde estoy?
Winckly consiguió finalmente reaccionar.
– ¿Que está ocurriendo aquí? – Logró preguntar.
Timi superando el mareo, saltó furioso al escuchar la voz de Winckly:
– Que no has podido impedir que participemos en la Asamblea.
– Eso, ayer sufrimos un ataque durante nuestro regreso del camino del reino Hok, de la misión que nos encomendasteis. ¿Quién lo ordenó?
Entre los asistentes comenzó a elevarse una ola de murmullos.
¿Qué está pasando aquí?
– ¡Winckly es un taidor!
Winckly, no obstante, logró recuperarse:
– ¿Cómo es posible que se me achaquen a mi estos desórdenes cuando solo soy una víctima de ellos? ¿Qué le habéis hecho al joven Rodas? ¿Lo habéis matado?
El murmullo se elevó hasta rozar un rumor de indignación:
– ¡Asesinos!¡Sinvergüenzas!
El Guardián saltó:
– ¡Mirad mi brazo!- Mostró su brazo que estaba completamente ensangrentado – ¡Creéis que este accidente ha sido premeditado!¡ Los frenos han fallado y afortunadamente nadie ha muerto!
Timi chilló:
– Hemos conseguido dejar expedito el camino al Reino Hok, ¿y así nos lo pagáis?. Uno de mis amigos tiene la cabeza herida tras el ataque que padecimos ayer en el Acceso Suroeste ¿quién lo ordenó?
– Esta asamblea NO.
– ¿Dónde están Pómulo Violeta y Cararroja
– Han vuelto a nuestro territorio a enseñar el Plan de Progreso a todos los Áas. – Vociferó un Aá.
– ¿Qué Plan de Progreso?
Winckly intervino con la agilidad y la fuerza de una anguila mientras el Spellding y Rodas eran atendidos a su lado como si fueran dos boxeadores apalizados en su esquina del ring.
– Es nuestro Plan de mantener las canteras de Piedra Rosácea abiertas, menos una, reducir sus horarios de producción, ampliar el hospital, y alejar el Puerto de la zona residencial.¡Por fin tendremos un circo para toda la Isla Brouk!
– Pero las canteras son mortales, ya todo el mundo lo sabe, yo mismo las defendí en lucha abierta durante años, pero incluso yo me he dado cuenta de que son indefendibles pues enferman a la gente. ¿Cómo es posible que de nuevo vayan a reabrirse? ¿Es esto una pesadilla?
Este alegato de Heriberto, el ex-Guardián, pareció calar en el auditorio.
– ¿Se ha votado el Plan de Progreso? – Preguntó Timi.
– Lo estamos aplicando ya y nadie ha puesto ninguna dificultad. El mismo Pómulo Violeta lo apoya.
– Eso no puede ser verdad; ¡exijo una votación!
La enérgica exigencia de Timi resonó en toda la Gran Sala, pero era un error mayúsculo y Winckly lo aprovecho de inmediato.
– ¡Votemos! ¿Estáis de acuerdo con el Plan de Progreso de la Isla Brouk? Los que estéis de acuerdo con el Plan de Progreso levantad la mano. Los que no estéis de acuerdo no hace falta que levantéis la mano.
Primero levantó la mano el mismo Winckly. Luego empezaron los de los talleres y los camioneros que casi en su totalidad levantaron la mano. Todos los tenderos menos uno, levantaron, así mismo, la mano. Los Aás, en su mayoría, elevaron el brazo, pero lo más indignante para Timi, en el medio de este humillante desenlace, fue ver como Rodas, tullido y molido, elevaba el brazo a duras penas diciendo:
– ¡Yo también!¡Yo también!
– Por 85 votos contra 9, queda democráticamente aprobado el plan de progreso de la Capital de la Isla Brouk. – Sentenció triunfal Winckly.
Rojo de ira y decepción, cogido por los vértigos, desconcertado por la energía general en su contra, humillado y perplejo, Timi miró al Guardián de la Capital, el cual, haciéndose cargo del amargo momento que era este para Timi, le devolvió una mirada de comprensión, que parecía decir ºººº con esto bueyes tenemos que ararºººº.
Y después de tomar esta decisión casi unánime, la Asamblea se disolvió.
<<<El Peine de Oro..La Mazmorra.>>>
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