Capítulo LVI
¡Ayudarnos!
Pómulo Violeta y un puñado de Aás llegaron a Tóbiga unas semanas después, y se instalaron en otra de las casonas abandonadas. Pero como en un goteo fueron llegando gentes de toda la Isla Brouk todas las casonas quedaron ocupadas… y siguieron llegando gentes.
Joao, Catalin, Boa Ventura dos Santos, los chicos, Paladia, Heriberto y los ya asentados en las casonas ayudaron a instalarse en Tóbiga a esas personas, pero docenas de personas más iban llegando y no tenían un techo bajo el que dormir. Había poco agua y menos comida en el pueblo, de manera que toda la aldea Tóbiga fue haciéndose pueblo, pero un pueblo especial, un pueblo en dificultades que intentaba sobrevivir en bloque.
La mayoría de los inmigrados eran refugiados de la Nube Rosácea que no podían permanecer en los lugares a los que esta invadia a riesgo de enfermar, personas a quienes la utilización de las máscaras antigás que servían para no respirar el polvillo rosáceo les agobiaba tanto que no podían tenerlas puestas y,en consecuencia, debía de huir si o si de la Gran Nube Rosácea.
Fue, pues, un periodo de mucha actividad en Tóbiga. Comenzaron a pescar, extendieron los maizales y los Puertos, y la hilera de casonas se amplió con otras viviendas nuevas.
Y así Tóbiga fue saliendo adelante. Pero un día llegó un grupo bastante numeroso de gentes. Venían de la capital. Iban encabezados por un obrero de los talleres, precisamente uno de los que habían votado en favor de la posición de Timi contraria al Plan de Progreso, el mismo que a la postre había traído la ruina de la Nube Rośacea a la Isla Brouk. Era Fabian y quería hablar con Timi.
Timi se presentó con Heriberto y le explicó a Fabian como en Tóbiga, que en principio solo aspiraba a ser una aldea frente al mar sobre las casonas rehabilitadas en parte de su antiguo esplendor, se estaban convirtiendo ahoora en un pueblo vigoroso a marchas forzadas, y los grandes problemas de habitación y asentamiento que estaban teniendo los lugareños para lograr instalar en las mejores condiciones posibles a todas las gentes que llegaban refugiadas de la Gran Nube Rosácea.
Fabian, que ya sabía lo que estaba ocurriendo en Tóbiga, explicó la situación:
– La Gran Nube Rosácea va a desaparecer.
Esto interesó sobremanera a todos los contertulios.
– Hace unos meses – – quebraron las Bolsas del Continente. Posteriormente, los pedidos de piedra se han acabado de la noche a la mañana. Ha sido un parón en seco, fulminante. Como es lógico, comenzaron a cerrar las canteras. En los talleres hicimos huelgas pues no se nos pagaba, hasta que terminamos por parar la producción a la vez que hicimos encendidas protestas por los desmanes de la Gran Nube Rosácea nos estaba inflingiendo. Todo está parado en la Capital. Ya no hay barcos en el Puerto. Se cerró el Circo y los que tenían algo de dinero para pagarse los pasajes huyeron hacia el Continente. El resto de los capitalinos vaga por la Isla a la búsqueda de comida y techo y solo unos pocos se han quedado en la Capital. Nosotros necesitamos ayuda.
– ¿Y Winckly? ¿Dónde está? – Preguntó Timi.
– No se sabe nada de él. Ha desaparecido junto a Rodas y los Spelldings.
Cavilaba Timi sobre lo expuesto por Fabian cuando Heriberto zanjó el asunto:
– Os ayudaremos.
Y Timi corrigió:
– Nos ayudaremos entre todos y entre todos saldremos adelante.
Y esa misma tarde Tóbiga comenzó su reorganización de la mano de los poderosos obreros de los talleres inmigrados de la Capital.
<<<El Rescate.Expedición a la Mesa de los Dioses.>>>
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