Timi el Viajero en Las Aventuras en la Isla Brouk
Capítulo I
En la playa larga, de una arena muy fina, casi del color del oro, transpiraba la belleza oceánica del Sur de la Isla Brouk.
Timi caminaba por ella contemplando el Océano. Quizás hoy jugaran los delfines entre las olas, mar adentro, pero, Timi, absorbido por el trabajo, se agachó a coger una chatarra y meditabundo le quitó unas algas que tenía pegadas, limpiándola cuanto pudo antes de meterla en su cochambroso carrito, pensando: ºººº…primero hay que limpiar la playa y luego reciclar los materiales náufragos, antes de buscar delfines entre las olas…ºººº.
…y paciente y con resignación dijo a Peter el Peregrino…
Y paciente y con resignación dijo a Peter El Peregrino y a Pitu Kangrejo:
– No terminaremos en toda la mañana.
La playa era larga y sus amigos eran lentos. Pero Timi no siempre era paciente y resignado; otras veces era audaz y valiente, y otras nervioso.
Allá trás del carrito ya volvían a pelearse Peter el Peregrino y Pitu Kangrejo. Peter era tonto y bastante plano aunque inteligente, y Pitu, sin muchas luces, era un niño majo y sincero, si bien, ciertamente, algo egoista. Ambos formaban un dúo mal avenido que a Timi le costaba bastante dirigir. Normalmente, no sin esfuerzo, lograba ponerlos a recoger los materiales náufragos destinados a ser reciclados, pero de vez en cuando, como un reloj, los dos estallaban en una riña que Timi pacientemente había de dirimir. Mas Timi les tenía cariño.
Pronto terminarían de limpiar la Playa Larga y podrían ir a pasar la tarde paseando por las calles del pueblo y a sentarse a descansar en los muelles del Puerto. Atrás, la arena, ya limpia de objetos, brillaba bajo los primeros bronces vespertinos, y nuestros amigos, avanzando como en un sueño, iban acercándose al pueblo del Puerto Borikaia.
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Cuentos para padres que quieren aprender a jugar con sus hijos
Lección Primera:
El aprendizaje del jugar es algo bastante instintivo y muy intuitivo para la persona humana media, pero la vida moderna muchas veces nos pone en un pasillo de tareas y preocupaciones que nos hace olvidar estas habilidades innatas.
Muchas veces me pregunto; Por qué el feroz gorila que predomina entre las fieras de la jungla se deja coger y estirar de las orejas con fuerza por el gorililla? Muy fácil, porque está jugando.
Nosotros no somos muy distintos en este aspecto, y jugamos… jugamos con seres imaginarios, con otros niños y…con nuestros padres o hijos. Incluso jugamos con amigos nuestros jugones interesados en crear una Torre de Babel espacial para camellos glotones de queso azul. O algo así.
Es importante que el padre natural o adoptivo, juegue con el hijo o hijos. Qué duda cabe…
Pues bien, Cara Roja y Atlas Tempus, del Website Timielviajero, os vamos a dar algunas pautas de aprendizaje del jugar, complementando nuestra novela infantil y Juvenil, Timi El Viajero. Cuentos para padres que quieren aprender a jugar con sus hijos. Aventura en la Isla Brouk.
Primer Ejercicio: Aprender a tirarse al suelo.
El padre, por serio que sea e incluso deba serlo, tiene que aprender a tirarse al suelo – sin hacerse daño por supuesto -, para jugar con los hijos. Esto es una verdad evidente.
Pantalones anchos, inspección rápida del lugar, y alguna escusa para tirarse al suelo entre los juguetes. Por ejemplo, para mirar si hay alguna moneda caída bajo el sofá.
– Venga, papi, hazlo ya, tírate al suelo a mirar si hay monedas u hormigas, observa el panorama, revisa los juguetes, coge alguno y habla al juguete a ver qué pasa… Hay superhéroes, yokais, héroes imaginarios, seres mitológicos, en el lugar?
Bueno, después de responder estás preguntas con el hijo o hijos, si es la primera vez hay que levantarse cinco o diez veces y volver a tirarse al suelo cinco o diez veces hasta que quede claro que eres un padre que sabe tirarse al suelo para jugar con tu hijo.
Fin de la primera Lección