Timi el Viajero en Las Aventuras en la Isla Brouk

Capítulo V

Caminando por los senderos de la Playa Larga, parecían cuatro locos de fiesta en la Luna en lugar de una expedición seria haciendo su jornada de camino hacia Punta Refice, rumbo a la Capital de la Isla Brouk, pero avanzaban.

A un lado quedaba el vasto pantanal peligroso de cruzar que se extendía desde la Costa Este de la Isla hasta el Reino Hok, al otro lado había una alfombra turquesa interminable tachonada de penachos blancos que sonaba como un gigante respirando: la Mar. Y en el medio estaban nuestros cuatro locos. Hoy lograrían llegar, sin duda, a Punta Recife o a sus cercanías, donde harían campamento y dormirían, para virar a la mañana siguiente hacia el Norte, rumbo a la Capital, ya en un tramo de costa distinto, con frecuentes roquedos que encajonaban el camino y terminaban en un largo acantilado.

Esta vez Braulín avanzaba sin dificultades puesto que Pitu Kangrejo había cambiado el maletón por una pequeña bolsa que, a veces, ataba al lomo de Braulín y, a veces, liaba en un macuto a su espalda. Pero ahora Pitu se quejaba de tener ampollas en los pies.

Timi encabezaba al grupo con su andar ligero y Peter el Peregrino buscaba caracolas además de avanzar.

Según caía la tarde, tras una parada para comer un refrigerio, su avance era más eficaz pero también las quejas cada vez más amargas de Pitu, que Braulín contrapunteaba con sus rebuznos, se prodigaban más.

…y cuando Timi volvió a mirar hacia el mar allí no había tal promontorio…

– Tienes que acelerar un poco, Pitu, o vamos a pasar mucho frío esta noche.

Se refería Timi a que no podían hacer campamento en un tramo tan llano de la playa y por ello tan expuesto a la brisa nocturna, que allí solía ser muy fresca, y a que había que intentar llegar antes de que anocheciera a un tramo dunas situado más adelante, donde poder poner a resguardo del viento nocturno la tienda de campaña.

Pitu echó a correr. Timi le seguía con la vista, de pronto vio entre los penachos de la alfombra turquesa una reverberación extraña de la que surgía un promontorio oscuro y verde rodeado de nieblas. En esto, cuando estaba a su altura, Pitu se cayó a la arena, esto distrajo un instante a Timi y cuando volvió a mirar hacia el mar allí no había ningún promontorio y nada reverberaba.

– ¡Ay, mis pies! – Pitu se levantó quejica -.

Timi quedó entre pensativo por la rareza mágica del nuevo espejismo y atentamente preocupado, asistiendo al recién levantado de su caída Pitu Kangrejo, que no tenía ningún daño, cuando ya se acercaban corriendo Braulín y Peter el Peregrino: Había sido una falsa alarma…

Siguieron, pues, haciendo el camino. Se atisbaba ya la Punta Recife y un inesperado fuego que se distinguía a su pie. Ya entre las dunas procedieron a hacer campamento plantando la tienda de campaña para hacer noche allí. Y en eso vieron correr hacia ellos a un largo espagueti con zapatones y abundante barba blanca.

– ¡Allí no!¡Allí no!

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Créditos: Herramientas de apoyo Google. Documentaciones: Wikipedia. Fotografía: J.P Tolosa.

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