Timi el Viajero

Capítulo XXXVI

Dragones Rojos.

 

Un Aá wincklyniano, con el clásico pañuelo verde anudado a su cuello, asomó el hocico con desconfianza y prevención. Miro a ambos lados y al ver despejado el campo se centró en Paladia, quedando muy agradado por la bella estampa y figura que le sonreía enfrente.

Paladia remarcó con su encantadora coquetería esta pregunta. El wincklyniano se sonrió y salió a indicarle el trayecto, pero Gorgias le aplicó un cruel bastonazo en la cabeza desde la cornisa del dintel de la fuerza, con aplastante potencia.

Luego silbó, y Lin Gon tan salió de su escondite en una esquina con las cuerdas y las herramientas en las manos. Gorgias quedó atando al vigilante wincklyniano, para luego apostarse en esa puerta con el objetivo de cubrir la avanzada de Paladia y Lin Gon Tan hacia el interior del pabellón.

Paladia abrió la puerta cuidadosamente y entró con sigilo, detrás de ella se deslizó circunspecto Lin Gon Tan, sin hacer ruido. Paladia, después de localizar la puerta tras la que presentía que se encontraba Timi, no sabia en que estado, giró hacia Lin Gon Tan para hacerle una señal de petición de atención hacia esa puerta, pero lo que Paladia vio tras Lin Gon Tan le dejó pasmada; habia sobre él y a su espalda un esbelto Dragón Rojo oscilando en actitud protectora. No podía ser. Paladia señaló asombrada a Lin Gon Tan hacia su espalda y Lin Gon Tan se giró ágilmente a defenderse, pero no vio nada, aunque el Dragón oscilaba en sus mismas narices, después lanzó a Paladia una mirada interrogante.

…pero el Dragon Rojo cruzó implacable, como una centella, barriendo al Áa weincklyniano como un halcón derriba a un pajarillo…

Paladia, sobreponiéndose a lo inexplicable, silenciosa se aproximó a la puerta del cuarto interno de la casamata de la azotea, y tras comprobar que el espacio a los dos lados de la puerta se hallaba despejado, vio que de la cerradura de la puerta pendía un gran llavero de hierro. Miro acto seguido hacia Lin Gon Tan para indicárselo y, horror, tras el había un wincklyniano sonriendo triunfal con una piedra entre las manos dispuesto a estrellársela en el cráneo por detrás a Lin Gon Tan. Sus ojos se abrieron en señal de espanto mientas movía las manos en aviso de peligro para Lin Gon Tan sin acertar a gritar, pero el Dragon Rojo cruzó implacable, como una centella, barriendo al Áa weincklyniano como un halcón derriba a un pajarillo, y sin dejar de él otro rastro que una estela invisible de polvo y escarceo. Lin Gon tan se giró de inmediato retrocediendo de la fuente de peligro y poniéndose en actitud defensiva de la amenaza que le indicaban el gesto y rostro de Paladia, pero no vio nada y, azorado, miró a Paladia con enfado, como creyendo que el gran miedo de Paladia a la seria circunstancia y momento en que se hallaban le hacia tener miedo incluso de su sombra.

Sin perder el tiempo en discusiones Paladia saltó a la puerta y abrió con la llave girando el llavero limpiamente en un único movimiento.

La hoja de la pesada puerta se deslizó suavemente aunque con un chirrido en sus goznes, hasta quedar el umbral completamente franco, y revelar el vuelco de la puerta el interior desnudo de la celda. Allí se encontraba Timi, como tirado en el suelo, sobre un bidón de plástico.

Timi miró a Paladia, al verla se le iluminó el rostro. Paladia vio que Timi tenía algo en la mano, Timi abrió la palma de su mano. Una mosca despegó a escape de ella.

Los tres salieron pitando. Abajo se reunieron con Gorgias. Luego los cuatro juntos se encaminaron hacia el velero, donde Paladia y Timi embarcaron para huir de ahí.

<<<La Mosca.>>>

 

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